A veces, un festejo se convierte en uno de los símbolos emblemáticos de la cultura universal. La celebración del Día de las Madres es el mejor ejemplo de estos emblemas. En la actualidad, el festejo en honor a las madres se realiza en Alemania lo mismo que en todas las naciones.
Las primeras manifestaciones públicas para enaltecer la figura materna se remontan a la Grecia Clásica, alrededor del año 250 a.C. En este periodo, a las diosas madres Rea y Cibeles se las reverenciaba con juegos, desfiles y máscaras.
Mucho tiempo después, en el siglo XVII, durante la época dorada de Inglaterra, se instituyó un día especial para honrar a todas las madres trabajadoras; desde entonces, la tradición se generalizó para todas las madres del imperio británico. En los festejos, los niños ofrecían flores y regalos a sus madres.
Para 1872, el festejo del Día de las Madres llegó a la tradición angloamericana. De ideas abolicionistas, la poeta, escritora y activista estadounidense Julia Ward Howe abogó por la celebración del Día de las Madres. Más tarde, en 1907, Anna Jarvis continuó con la presión para oficializar el homenaje a las madres estadounidenses, y, en particular, para homenajear a su madre.
Y es que su madre, Anna Reeves Jarvis, de Virginia Occidental, fue una pieza fundamental en el desarrollo de los primeros Clubes de Trabajo del Día de las Madres, antes y después de la Guerra Civil. En este contexto, Anna Jarvis pretendió homenajear también a su progenitora a través de los festejos en honor a todas las madres.
Finalmente, el 8 de mayo de 1914, su iniciativa fue aceptada: el Congreso de Estados Unidos declaró el segundo domingo de mayo como el Día de las Madres. Esta resolución fue aceptada por el presidente Woodrow Wilson. Ese mismo año se celebró por primera ocasión la fiesta en honor a las madres estadounidenses.
A pesar de toda su lucha, la propia Anna Jarvis quedó desilusionada años después con el giro consumista que tomó el festejo. La comercialización rebasó la esencia del homenaje; debido a esto, y hasta su muerte, promovió amparos en contra de los grupos que comercializaban el homenajeado Día de las Madres.
Casi una década después, en 1922 la celebración llegó a la sociedad alemana. Todo comenzó cuando la Asociación de Floristas de Alemania lanzó por primera ocasión una campaña publicitaria bajo el lema “Honra a la Madre”: en todos sus escaparates, los floristas colgaron carteles incitando a unirse a la celebración. Evidentemente, esta campaña, que estaba dirigida a toda la población, se caracterizó por su inocente llamado para agasajar a las madres alemanas, con lo cual aumentaría la venta de flores.
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Sin duda, la campaña de los floristas pasó a la historia. Pero los escaparates resultaron insuficientes para generalizar y oficializar la celebración; por este motivo, en 1926 los floristas solicitaron el apoyo del Grupo de Trabajo para la Salud Pública, con el fin de institucionalizar el segundo domingo de mayo como el día oficial del homenaje a las madres.
Con el paso del tiempo, la celebración a las madres adquirió mayor relevancia entre las festividades del pueblo alemán. Con todo, no siempre fue un homenaje apreciable: en la época del nacionalismo, la celebración se hizo oficial, y esto con un énfasis en plantear a la madre como la mujer ideal alemana. En dichas conmemoraciones se enaltecía el heroísmo de las madres alemanas con medallas de oro, plata y bronce.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, el Día de las Madres, el llamado Muttertag, retomó su cauce popular. Las familias alemanas comenzaron a organizar y a disfrutar sus propios festejos: flores, tarjetas, chocolates y pasteles sustituyeron a las medallas oficiales, y el cariño y el amor predominaron en el homenaje, que se tradujo en un día de reencuentro familiar.
En la actualidad, Alemania celebra el Muttertag el segundo domingo de mayo, aunque si este día cae en Pentecostés, la fecha se mueve a una semana antes. Esto significa que en 2022 la fecha se conmemora el día 8 de mayo.
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