Revista bilingüe mitt Zweisprachiges Magazin Fundada como Mitteilungsblatt en 1932

Septiembre 2022 / No. 718   Mitt

T’íinchak’ baalak ook

La bicicleta puso sobre ruedas a la península yucateca

La bicicleta vio la luz en el planeta de la mano de un aristócrata alemán. Hace 200 años, en el gran ducado de Baden, Karl Drais probó en 1817 el velocípedo, la “máquina para correr”.

En 1834, el relojero Julien Benjamin Rousell intentó hacer que el velocípedo se moviera usando una cadena de transmisión giratoria. Esta máquina evolucionó rápidamente, y en 1861 Pierre Michaux y su hijo Ernesto inventaron los pedales. Pronto los europeos idearon las competencias, y en 1869 se llevó a cabo la primera carrera ciclista. Ese mismo año llegaron a México los primeros velocípedos, provenientes de Boston.

En 1879 ya circulaba en Mérida un considerable número de velocípedos; eran tantos, que se expidió un reglamento de policía para el municipio de la capital yucateca, el cual decretaba en el artículo 154 la prohibición de que los niños “jueguen u ocupen las calles con velocípedos”, permitiéndoseles que lo hicieran únicamente en las plazas.

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Por otra parte, en 1888, John Boyd Dunlop ideó los neumáticos, que reemplazaron a las bandas de caucho macizo; mientras tanto, los hermanos Michelin idearon el neumático desmontable, y en Italia, Giovanni Batttista Pirelli registró su llanta.

La bicicleta tiene en Yucatán una larga historia, y su arribo a la península suscitó, y suscita todavía, un impacto positivo para el ambiente. Sus usos son tanto sociales como económicos, y éstos son precisamente dos de los temas que aborda la exposición sobre la bicicleta en Yucatán T’íinchak’ baalak ook, que en maya quiere decir “empujar con el pie para que gire”; la exhibición está abierta al público en el Gran Museo del Mundo Maya.

¿Sabía usted que según datos del Inegi la entidad con el mayor número de viviendas en las que hay al menos una bicicleta es Yucatán? Por eso ya no suena tan raro que el Gran Museo del Mundo Maya haya preparado una exposición dedicada a este medio de transporte. La muestra despliega en un espacio generoso varias bicicletas de diferentes épocas, así como objetos, documentos, fotografías y grabados que brindan una idea de la importancia que este medio de transporte tuvo, y tiene, en Yucatán.

En la sala temporal, los espectadores podrán observar piezas provenientes del Museo Regional “Palacio Cantón”, del Centro de Apoyo a la Investigación Histórica y Literaria (Caihly) de la Sedeculta, de la Fototeca “Pedro Guerra” de la UADY, de la Dirección de Investigación de la ESAY, del Colectivo Tlacuache, y de Jorge Victoria Ojeda, Víctor Hugo Medina y José Miguel Sandoval Valdez.

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Cabe recordar que “en Yucatán, la bicicleta ha sido y es un elemento esencial en su evolución socio-urbana, ya que a partir de su arribo a finales del siglo XIX y durante muchas décadas del siglo del XX fue un objeto de movilidad básico en una sociedad que se transformó, de una eminentemente rural a una preponderantemente urbana”.

La exposición presenta una crónica de la bicicleta en el contexto socioeconómico de Yucatán, pero también del ciclismo como actividad competitiva a lo largo de décadas –desde la llegada del velocípedo en 1876, hasta el final de la llamada época dorada del ciclismo en México (1948-1961) –, período en el cual el pedaleo sobre ruedas fue el principal deporte de masas, y durante el cual la cantidad de bicicletas aumentó considerablemente en la capital yucateca, donde se vive un repunte y mucha afición por las bicicletas.

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El libro del ciclismo yucateco

“La historia del ciclismo yucateco está hecha también de esos parias que corrieron en condiciones adversas, de aquellos que a golpe de rueda llegaban destruidos a la meta. A ellos sólo se les premia con el recuerdo de unos pocos que admiran su rastro de coraje”, según describe el libro Sólo de movimiento fue su alma. La bicicleta y el ciclismo en Yucatán 1876-1961, de Gabriel Zapata Bello.

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