¿Ha llegado el veganismo para quedarse?
Antes que nada, las razones que empujan a las personas a volverse veganas son múltiples, pero en la mayoría de los casos la principal es una opción ética en favor de los animales y sus derechos. Hay que distinguir, en esencia, que las personas vegetarianas son menos estrictas con la dieta, ya que excluyen principalmente la carne animal. En cambio, los veganos eliminan de su dieta todos los productos cuyo origen sea animal, lo cual incluye los quesos, los huevos o los yogures.
Es más, el veganismo es una actitud y una manera de vivir dedicada a no provocar daños a los animales no humanos, ya que se trata de individuos que, desde su punto de vista, sienten del mismo modo que las personas. Esto incluye nuestras acciones directas, como cazar o pescar y alimentarse de ello, hacer ropa, etc., lo que atenta, en su opinión, contra la dignidad de esos seres vivos. Los animales encuentran la muerte en las granjas y mataderos y se les hace sufrir inevitablemente. El veganismo supone no consumir estos productos para no dañar a los animales en el proceso.
El actor y activista Joaquín Phoenix divide en cinco partes los tratos que damos al resto de especies animales: mascotas, alimentos, pieles, entretenimiento y para hacer experimentos. El veganismo, en ese sentido, transmite un mensaje de respeto a todos los seres sintientes, y los trata como seres vivos a los que deberíamos respetar, y no como objetos para nuestro uso.
El veganismo es un movimiento que se expande de manera acelerada: el número de personas que opta por seguir este estilo de vida y las opciones de alimentos de origen vegetal se multiplica. Inclusive hay quien alerta de los impactos negativos del consumo de carne para la salud y para el planeta. En el año 2015, la FAO incluyó en la lista de productos potencialmente cancerígenos las carnes procesadas industrialmente. Y a comienzos de este siglo la misma organización publicó el informe La larga sombra del ganado, en el que expone cómo la producción de carne contribuye al cambio climático, la contaminación atmosférica, la degradación de la tierra, del suelo y del agua, y la pérdida de la biodiversidad.
En la actualidad, las organizaciones ecologistas discuten ya el alcance de las consecuencias de la ganadería para el medio ambiente y el cambio climático. Va un dato. Los 1700 millones de animales que se crían para producir comida ocupan más de una cuarta parte de la superficie terrestre, y los que viven en macrogranjas consumen un elevado porcentaje del agua disponible y de los cereales cultivados en el mundo.
Los veganos destacan la contradicción de alimentar animales que, a su vez, serán comida, y argumentan que “buena parte de los alimentos que se da al ganado podrían servir para paliar el hambre y la malnutrición entre personas”.
Un mercado en continuo ascenso
De hecho, la demanda del mercado por los productos de origen vegetal ha crecido de manera astronómica. Según el estudio The Green Revolution, en el Reino Unido, 12 por ciento de los adultos, es decir, 7.7 millones de personas, y 20 por ciento de la población entre 16 y 24 años son vegetarianos o veganos.
En Alemania, en el periodo 2011-2015, se dio un crecimiento de los productos vegetarianos de 633 por ciento y de veganos de 1800 por ciento. Una de las razones es el incipiente cambio de actitudes en los jóvenes de 16 a 24 años en ese país, de los que 16 por ciento se declara vegetariano y 31 por ciento afirma haber aumentado su ingesta de productos vegetarianos en el último año.
Italia cuenta con más de seis millones de vegetarianos, es decir, 10 por ciento de la población, lo que lo convierte en el país de la UE con la tasa más alta de vegetarianos. Y en Portugal, la Sociedad Vegetariana estima que 200 mil portugueses (1.9 por ciento de la población) son vegetarianos. En Estados Unidos, el número de veganos ha aumentado 600 por ciento –de 1 a 6 por ciento– entre los años 2014 y 2017, según un informe de la firma de investigación GlobalData.
Por otro lado, las multinacionales están apostando por este tipo de productos, y se disputan ferozmente un nicho de mercado: hoy se pueden comprar esos productos en grandes sectores y es posible degustar productos veganos en cadenas de comida rápida.
Según datos del estudio The Green Revolution, el mercado global de sustitutos cárnicos llegó a los 4630 millones de dólares en 2018, una suma que alcanzará a 6430 millones de dólares en 2023, de acuerdo con los expertos.
El auge del movimiento va más allá de la comida, ya que hay moda y cosmética vegana, e incluso viajes. Cada vez es más fácil ser vegano. En las tiendas de alimentación y los supermercados hay una gran variedad de alimentos vegetales a buenos precios, como garbanzos, frijoles, lentejas, pasta, arroz, cereales, verduras, frutas y frutos secos.
El tofu, la soya y las hamburguesas vegetales están disponibles en cada vez más tiendas. También son más comunes las bebidas vegetales de soya, avena, arroz y almendras. Y cada vez es más fácil encontrar yogures y helados vegetales.
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Como indica Innova Market Insight, con datos del año 2020, el crecimiento anual promedio en los lanzamientos mundiales de alimentos y bebidas veganas y basadas en plantas creció 21 y 58 por ciento entre 2015 y 2019, respectivamente.
El argentino Darío Leibovic, dueño de Let It V y Vakery, anticipa que dentro de los próximos 10 años “más de 60 por ciento de la oferta de carne será plant-based, y que el mercado incrementará su valor hasta alrededor de 350 mil millones de dólares”. Asegura, además, que “…la alimentación está cambiando en todos los sentidos, y que los principales motivos son la salud y la sustentabilidad”. Inclusive ya hay platillos de autor veganos.
Y usted, ¿qué piensa?
Algo de historia
El veganismo existe oficialmente desde 1944, cuando Donald Watson y Elsie Shrigley crearon un grupo de vegetarianos que además no consumían ni lácteos ni huevos, y redactaron un boletín llamado The Vegan News. Fue el origen de la Vegan Society, la organización vegana más antigua del mundo.
El interés por este movimiento ha experimentado un crecimiento continuo, sobre todo durante la última década, hasta tal punto que la revista británica The Economist nombró a 2019 como el año del veganismo. Hoy, ser vegano ya no es tan raro, e incluso algunos medios de comunicación tradicionales empiezan a hablar con seriedad del asunto.
Se entrevistó a más de mil ciudadanos mexicanos, tanto hombres como mujeres, todos mayores de edad y con cierta tendencia a consumir productos libres de origen animal. 29 por ciento de los encuestados afirmó que ha considerado disminuir el consumo de productos de origen animal, entre los que se encuentran productos como: carnes, huevos, lácteos y sus derivados.
Aunque se trata de un porcentaje menor a la mitad del universo encuestado, esto nos habla de que sí existe una tendencia y un interés por este tipo de alimentación que comprende a vegetarianos y veganos. Por más que la salud sea el principal detonante para que la población elija alimentos veganos, dado que los considera más sanos, también hay muchas personas que toman la decisión de migrar a un esquema flexitariano (vocablo que surge de la combinación de “flexible” y “vegetariano”. De ahí que la dieta flexitariana sea aquella que promueve la ingesta de una gran cantidad de alimentos de origen vegetal, y en menor medida también de algunos de origen animal, antes de hacer un cambio radical hacia uno más propiamente vegano.
La Academia de Nutrición y Dietética (la organización más grande de nutricionistas en todo el mundo, antes conocida como la Asociación Americana de Dietética) ha señalado que una alimentación vegana es saludable en todos los momentos de la vida.
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