El 20 de marzo es un día que también celebra la inclusión y que, por lo tanto, exige que todos los gobiernos del mundo lo tengan presente como parte de sus políticas sociales y económicas, para que de esta forma pueda existir una verdadera equidad y bienestar colectivo, que a la larga ayude a alcanzar la tan anhelada felicidad que sueña toda la especie humana.
Pero, ¿qué es la felicidad? “La felicidad es el estado emocional de una persona feliz”, subraya la página de internet dedicada a la Enciclopedia de significados. Etimológicamente, la palabra felicidad proviene del latín felicĭtas, felicitātis, que a su vez se deriva de felix, felīcis, que significa fértil, fecundo. De hecho, cuando acertamos en algo que está en juego, nos alcanza la felicidad.
Si nos ponemos a pensar un poco más hondo, felicidad es la sensación de bienestar y realización que experimentamos cuando alcanzamos nuestras metas, deseos y propósitos. “Un momento duradero de satisfacción, donde no hay necesidades que apremien, ni sufrimientos que atormenten.”
En 2015, la ONU lanzó los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que pretenden poner fin a la pobreza, reducir la desigualdad y proteger nuestro planeta, tres aspectos primordiales que contribuyen a garantizar el bienestar y la felicidad.
Además, la ONU celebra la inclusión, y ante ello exige que todos los gobiernos del mundo lo tengan presente como parte de sus políticas sociales y económicas, “para que de esta forma pueda existir una verdadera equidad y bienestar colectivo, que, a la larga, ayude a alcanzar la tan anhelada felicidad que toda la raza humana sueña”.
Origen del Día de la Felicidad
Pero, ¿cómo se alinearon los planetas y otros signos del cosmos para que se les ocurriera a los integrantes de la ONU celebrar e invitar a todos los habitantes del globo a celebrar una condición que es a la vez subjetiva y relativa? De hecho, “no existen requisitos objetivos para ser felices: dos personas no tienen por qué ser felices por las mismas razones o en las mismas circunstancias”.
La celebración de una fecha así se originó en el Reino de Bután, un pequeño país del sur de Asia, en la cordillera del Himalaya. Sucede que el rey de Bután hace más de 40 años, y cuando sólo tenía 16, decidió que la filosofía de su gobierno se basara en la felicidad de sus súbditos. Y para ello inventó el concepto de Felicidad Nacional Bruta (FNB), en vez del Producto Interior Bruto.
La FNB es un indicador de nivel de vida que se utiliza internacionalmente como complemento al Producto Interno Bruto, y se mide mediante un cálculo de nueve puntos:
- el bienestar psicológico
- el uso del tiempo
- la vitalidad de la comunidad
- la cultura
- la salud
- la educación
- la diversidad medioambiental
- el nivel de vida y
- el Gobierno
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La felicidad de México
Desde otro ángulo, ¿en qué lugar quedó México en el ranking de felicidad del reporte mundial de felicidad, el World Happiness Report? La nación se ubicó en 2023 en el puesto número 36 del ranking mundial, junto con otros países de Latinoamérica, como Costa Rica, Uruguay, Chile, Panamá, Nicaragua y Brasil.
Mientras tanto, la Encuesta Nacional sobre Satisfacción Subjetiva con la Vida y la Sociedad (elaborada por el Seminario Satisfacción Subjetiva con la Vida y la Sociedad, de la UNAM, en 2015) reveló que en México, en una escala del uno al diez, el promedio de satisfacción con la vida (felicidad) en general es de 8.53. El 82.3 por ciento de la población está netamente satisfecha, y sólo 17.5 por ciento está insatisfecha. Según el estudio, la vida familiar ocupa el promedio más alto de satisfacción.
Los psicólogos dicen que la felicidad es un estado emocional positivo que alcanzan algunos individuos cuando satisfacen sus deseos y/o logran sus objetivos. La persona, al dar soluciones a los retos que enfrenta en su cotidianidad, puede sentirse autorrealizada y plena, y por ende ser feliz.
Pero en opinión de Sigmund Freud, la felicidad no es tan redonda ni perfecta, porque vivimos en un mundo con una realidad ruda que nos expone sin tregua a experiencias desagradables, como el fracaso y la frustración y, ante ello, sostiene que podríamos aspirar, a lo sumo, a una felicidad, sí, pero parcial.
Los filósofos, por su parte, aseveraban que la felicidad estaba vinculada con el equilibrio y la armonía, y que se podía conseguir, según Aristóteles, a través de acciones encaminadas a la autorrealización.
Por su lado, filósofos chinos, como Lao Tse, apuntaban que la felicidad se podía lograr teniendo como modelo la naturaleza. Para el taoísmo, una filosofía de la antigua China, la felicidad se encuentra cuando la persona sabe conformarse, cuando se percata de que está bien con lo que tiene y no necesita más, porque “la felicidad está en mí y no en lo que adquiero de afuera: reputación, fama o dinero”. Mientras que Confucio, por otra parte, era de la opinión de que la felicidad está dada por la armonía entre las personas.
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