La depresión en los adultos mayores es un problema generalizado, pero no forma parte normal del envejecimiento. Sin embargo, la depresión en ancianos con frecuencia pasa inadvertida, camuflada por otros problemas de salud derivados de la edad, y a veces no se reconoce ni recibe tratamiento, lo que incide elocuentemente en las tasas de mortalidad a nivel mundial.
La depresión no es más habitual entre los mexicanos, sino que la padecen por igual en distintas culturas. Sin embargo, la prevalencia y la forma en que se manifiesta pueden variar entre diferentes culturas.
Se argumenta que la depresión es más frecuente en algunas culturas debido a factores sociales, económicos y culturales específicos. Por ejemplo, en algunas culturas la depresión puede estar más asociada con la pérdida de estatus social, o con la falta de apoyo familiar.
En México, se estima que 3.6 millones de personas adultas padecen depresión. La pandemia de Covid-19 ha elevado significativamente estos números, especialmente debido al aislamiento social y al aumento del estrés.
A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 280 millones de personas sufren de depresión. La OMS, y los gobiernos que integran dicha entidad global –unos más, unos menos– han incentivado programas de promoción para la salud mental que buscan fomentar acciones y políticas públicas que garanticen entornos y condiciones saludables que ayuden a prevenir el desarrollo de esta enfermedad en los diferentes tipos de población.
Es importante tener en cuenta que, aunque la depresión es un trastorno universal, la forma en que se expresa y se maneja puede variar significativamente según el contexto cultural. Por lo tanto, es crucial considerar estos factores al diagnosticar y tratar la depresión en diferentes culturas.
Se identifican como causas de la depresión en la tercera edad:
1. La pérdida de seres queridos: La muerte de amigos, familiares o parejas puede desencadenar sentimientos de tristeza profunda, o de dolor profundo, de culpa, de soledad, o tristeza patológica, decaimiento, irritabilidad, desesperanza, sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida.
2. Los problemas de salud: Enfermedades crónicas como la artritis, la diabetes o problemas cardíacos pueden contribuir a la depresión. También afectan el dolor de cabeza, la fatiga, los dolores, las alteraciones del sueño, la propensión a infecciones.
3. El aislamiento social: La falta de contacto con amigos y familiares puede llevar a sentimientos de soledad y desesperanza.
4. Los cambios en la vida: La jubilación, mudanzas o la pérdida de independencia pueden ser factores estresantes.
5. Los factores biológicos: Cambios en el cerebro y en los niveles hormonales también pueden influir en la depresión. O bien problemas cognitivos, como baja atención, concentración y memoria, pensamientos de muerte o ideación suicida.
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Entre los tratamientos para la depresión en la tercera edad suelen ser efectivos:
1. La terapia psicológica: La terapia cognitivo-conductual (TCC) es eficaz para ayudar a identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos.
2. La medicación: Los antidepresivos pueden ser recetados por un médico para ayudar a equilibrar los químicos del cerebro.
3. Las actividades físicas: El ejercicio regular puede mejorar el estado de ánimo y reducir los síntomas de depresión.
4. El apoyo social: Participar en grupos de apoyo y mantener contacto con amigos y familiares puede proporcionar un respaldo emocional. Existen también centros culturales y comunitarios para personas mayores que impulsan dinámicas grupales y fungen como una herramienta importante para el fortalecimiento de las redes de apoyo social.
5. El estilo de vida saludable: Mantener una dieta equilibrada, dormir bien y evitar el consumo de alcohol y drogas pueden ayudar a mejorar la salud mental.
Entre los remedios y estrategias adicionales, sobresalen:
1. La meditación y el mindfulness (o atención plena, es una técnica de meditación que consiste en entrenar la mente para estar presente y no juzgar lo que sucede): Su práctica puede ayudar a reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional.
2. Los hobbies y actividades gratificantes: Participar en actividades que se disfruten, como pintar, leer, cuidar un jardín, etcétera, puede proporcionar una sensación de logro y satisfacción.
3. La educación y concienciación: Informarse sobre la depresión y sus tratamientos puede ayudar a las personas mayores a reconocer los síntomas y a buscar ayuda cuando sea necesario.
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