En la tercera edad, la función renal tiende a disminuir gradualmente debido a la pérdida de nefronas*, la disminución del flujo sanguíneo y la atrofia tubular.
Esta disminución puede aumentar el riesgo de problemas como infecciones urinarias, incontinencia y enfermedad renal crónica, lo que conlleva que se registre una menor capacidad para filtrar la sangre y eliminar desechos, así como una reducción en la capacidad de concentrar la orina.
La pérdida de funcionalidad puede acelerarse por distintos factores, como la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes o la anemia, debidos quizás a una alimentación inadecuada a lo largo de la vida, a la ingesta elevada de tóxicos como el alcohol, al uso desmedido de medicamentos y a otras afecciones que acaban por reducir significativamente la función renal.
¿Para qué sirven los riñones?
Los riñones son parte del sistema urinario, el cual también incluye los uréteres, la vejiga y la uretra. El papel de los riñones es el de filtrar la sangre y ayudar a eliminar los desechos y el exceso de líquido del cuerpo. Estos órganos también ayudan a controlar el equilibrio químico del organismo. Los cambios musculares y los cambios en el aparato reproductor también pueden afectar el control vesical (relativo a la vejiga). Además, los vasos sanguíneos que irrigan el riñón se pueden endurecer, lo que provoca que los riñones filtren la sangre más lentamente. Por otro lado, la pared de la vejiga sufre cambios con la edad: el tejido elástico se vuelve rígido y la vejiga se torna menos flexible. La vejiga no puede contener tanta orina como antes y sus músculos se debilitan.
Desde otro ángulo, la uretra puede resultar bloqueada parcial o totalmente. En las mujeres, esto puede deberse a músculos debilitados que provocan que la vejiga o la vagina se caigan de posición (prolapso). En los hombres, la uretra puede resultar bloqueada por un agrandamiento de la glándula prostática.
Problemas comunes
El envejecimiento en sí aumenta el riesgo de situaciones renales y vesicales, tales como:
Problemas de control vesical, como fugas o incontinencia urinaria (incapacidad de contener la orina) o retención urinaria (incapacidad de vaciar completamente la vejiga)
Infecciones de la vejiga y otras infecciones urinarias (IU)
Enfermedad renal crónica
Los factores de riesgo para desarrollar enfermedad renal son diversos, y muchos están relacionados con otras condiciones de salud, como:
1. Diabetes: Es la causa más común de enfermedad renal crónica (ERC). Los niveles elevados de glucosa dañan los vasos sanguíneos de los riñones, afectando su función.
2. Hipertensión arterial: La presión alta puede dañar los pequeños vasos sanguíneos de los riñones, reduciendo su capacidad para filtrar correctamente.
3. Antecedentes familiares: Las enfermedades renales pueden ser hereditarias, como la enfermedad renal poliquística.
4. Edad avanzada: Con el envejecimiento, los riñones pueden perder parte de su función, aumentando el riesgo de insuficiencia renal.
5. Obesidad: Aumenta el riesgo de diabetes e hipertensión, lo que, a su vez, eleva la probabilidad de desarrollar enfermedad renal.
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6. Tabaquismo: Puede contribuir al daño de los vasos sanguíneos en los riñones y reducir el flujo sanguíneo.
7. Consumo excesivo de medicamentos: El uso prolongado de analgésicos y ciertos medicamentos puede afectar la función renal.
8. Enfermedades cardiovasculares: Problemas del corazón pueden influir negativamente en el funcionamiento renal.
9. Consumo inadecuado de líquidos: La deshidratación frecuente puede afectar la función renal a largo plazo.
10. Dieta alta en sal y proteínas: Un consumo excesivo de estos elementos puede sobrecargar los riñones.
Prevenir la enfermedad renal implica controlar estos factores de riesgo con un estilo de vida saludable, buena alimentación, ejercicio y chequeos médicos regulares.
Las nefronas son las unidades fundamentales de los riñones, responsables de filtrar la sangre y producir orina. Cada riñón contiene más o menos un millón de nefronas, y cada una consta de un glomérulo y un túbulo renal para filtrar la sangre, reabsorber lo necesario y excretar lo demás en forma de orina, regulando así el equilibrio hídrico y electrolítico del cuerpo.
Datos en México
Algunos datos relevantes sobre la prevalencia de enfermedades renales en la tercera edad en México:
En 2021, la prevalencia de la enfermedad renal crónica (ERC) en México fue de 9184.9 por cada 100’000 habitantes. La ERC, también llamada nefropatía crónica, es una afección en la que los riñones se dañan gradualmente y pierden la capacidad de filtrar la sangre como deberían.
Algunos estudios han estimado una prevalencia de enfermedad renal de 12.2 por ciento en la población mexicana, con una tasa de 51 defunciones por cada 100’000 habitantes. La mayoría de los casos pueden prevenirse, ya que la ERC suele ser consecuencia de hipertensión y diabetes mal controladas.
En el Estado de México, 21 de cada 100 adultos mayores padecen ERC. La población femenina presenta prevalencias superiores a las masculinas en diabetes, hipertensión arterial y ERC.
¿Qué te ayuda a prevenir este daño a los riñones?
1. Mantén controlada la diabetes y la hipertensión.
2. Adopta una alimentación saludable.
3. Hidrátate adecuadamente.
4. Evita el tabaquismo y el alcohol en exceso.
5. Haz ejercicio regularmente.
6. Modera el consumo de analgésicos y medicamentos sin receta.
7. Monitorea tu salud renal.
8. Controla el estrés.
9. Mantén un peso saludable.
10. Consulta a un especialista.
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