La amenaza siempre latente del covid-19 ha cambiado la forma en la que los fanáticos de la música viven, y vivirán en adelante, sus conciertos en vivo: con una reducción en los aforos, con más conciertos híbridos y espacios más amplios, extendiendo la sana distancia lo más que se pueda.
Sin embargo, el impacto de la pandemia no ha menoscabado la calidad de las actuaciones. Las medidas de higiene y de poco o nulo acercamiento que se han implementado en México y en el mundo para contener al covid-19 necesariamente transformarán a la industria del entretenimiento en vivo, que operará en adelante con una disminución de espectadores, con una obsesiva desinfección de los recintos, y, para mayor seguridad aún, con la promoción de extraordinarios eventos en línea, transmitidos en directo para adaptarse a la “nueva normalidad”.
La Met-Opera-House de Nueva York (o sea la Ópera Metropolitana de N.Y.) liberó hace unos meses conciertos gratuitos a través de su página. Ahora, en una segunda etapa está presentando, de julio a diciembre, una serie de conciertos en vivo, retrasmitidos, a través de servicios de pago cuyo escenario serán espacios emblemáticos en diferentes ciudades del mundo.
(Mejor quédese en casa)
Los conciertos a distancia tienen ventajas sobre los presenciales, porque, con las cámaras, se acercan más a los virtuosos, narran mejor las secuencias y leen con mayor nitidez las frases musicales. Claro, es innegable que la emoción de estar ahí, de hacer sentir al músico o a la orquesta nuestra presencia (lo cual ciertamente influye en el desempeño de cada instrumentista y de directores e intérpretes), es el ingrediente que le cambia el sabor a esos conciertos.
Pero hay que poner los pies en la realidad y aprovechar la oferta que abren a los amantes de la música seria algunos especialistas, como Gerardo Kleinburg, que imparte conferencias en Facebook, o como él las llama, radiografías operísticas de óperas famosas, como Carmen, de Bizet, en su programa Hablemos de ópera, emisión concebida “para saberlo todo acerca de los títulos más emblemáticos del repertorio”.
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También proliferan por las redes numerosos grupos de melómanos, o las disqueras más famosas de esta industria, como la Deutsche Grammophon, que suelen recomendar asombrosas producciones en vivo, aparte de sus copiosos acervos de música.
La música abunda en los canales de Internet y en sus diferentes plataformas. Basta suscribirse, por ejemplo, a la emisora medici.tv, líder en la comunidad de amantes de la música clásica, para asistir a representaciones de ballet, si le gusta la danza clásica, o por ejemplo al Festival de Lucerna, entre otros grandes eventos que se están presentando ahora mismo.
Hay promociones que enseñan cómo aprovechar mejor, y de una forma muy ordenada, la caudalosa oferta de la música en casa. Uno de ellos es Música en México, una asociación sin fines de lucro, que “tiene la misión de promover la música clásica –y la música nueva– en México, y de dar a conocer una selección de las actividades musicales en el resto del mundo”.
Los lectores de mitt. interesados en esta opción, pueden encontrar su sitio en la siguiente coordenada www.musicaenmexico.com.mx.
La página ofrece gratuitamente una cartelera de conciertos del mes en la Ciudad de México y otras ciudades, así como noticias de la actividad musical en el país. Además, es un foro para aportar opiniones en torno al desarrollo y la formación de la música en México. No se pierda su boletín informativo gratuito, Tiempo Musical, con lo más destacado de la cartelera semanal. Sus principales secciones son: En vivo desde México, Música en casa, Obras maestras, Ópera en Europa, e incluye espacios de reseñas de discos, libros de opinión, de radio, inclusive ofrece una historia de la música, videos, y hasta una cineteca musical.
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