Revista bilingüe mitt Zweisprachiges Magazin Fundada como Mitteilungsblatt en 1932

Noviembre 2020 / No. 700   Mitt

Paul Klee: el maestro de lo invisible

El color domado

Dejo ahora el trabajo. Me he compenetrado del ambiente de una manera tan suave, que, sin esforzarme, me siento cada vez más seguro. El color me domina. No necesito ir en busca de él. Me posee, lo sé bien. He aquí el sentido de este momento feliz: yo y el color somos uno. Soy pintor.

      Paul Klee

 

Paul Klee fue un prolífico artista suizo y alemán, mejor conocido por su gran obra, influida por el cubismo, el expresionismo y el surrealismo. Músico, pintor y poeta, decía que “el arte no reproduce lo que vemos, sino que nos da la capacidad de ver”.

 

¿Quién era Paul Klee?

 

Paul Klee participó y recibió la influencia de una variedad de movimientos artísticos, incluidos el surrealismo, el cubismo y el expresionismo. Fue profesor de arte en Alemania hasta 1933, cuando los nacionalsocialistas declararon que su trabajo “era indecente”.

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De la música a la pintura

 

Klee nació en Münchenbuchsee, cerca de Berna, Suiza, el 18 de diciembre de 1879. Fue el hijo consentido de Hans Wilhelm Klee, profesor de música, y de Marie Ida Klee, estudiante de canto nacida en Basilea. A los siete años, Paul era ya un brillante violinista, y a los once formaba parte de la Orquesta de la Sociedad Musical de Berna. Pero de adolescente, la atención de Klee saltó de la música a las artes visuales.

 

Klee inició sus estudios de pintura en 1898, en la Academia de Bellas Artes de Múnich. Para 1905 ya había desarrollado algunas técnicas muy características de su estilo. Entre 1903 y 1905 completó una serie de aguafuertes titulada Invenciones, que sería una de sus primeras obras expuestas.

 

Camino a la fama

 

En 1906, Klee se casó con la pianista bávara Lily Stumpf. La pareja tuvo un hijo, Felix Paul. Vivieron en un suburbio de Múnich, y mientras ella daba clases de piano y actuaba ocasionalmente en teatro, él se quedaba en casa pintando y arreglando la casa. En esos años felices, la obra de arte de Klee prosperó pausadamente a lo largo de todo un lustro.

 

Paul Klee realizó su primera exposición individual en Berna en 1910, la cual itineró posteriormente por tres ciudades suizas. En enero de 1911, Klee conoció al crítico de arte Alfred Kubin, quien le presentó a artistas y críticos. Ese invierno, Klee se unió al equipo de la revista Der Blaue Reiter [El jinete azul], cofundada por los pintores Franz Marc y Wassily Kandinsky.

 

En ese grupo anidó la pintura abstracta, tendencia encabezada por Vasili Kandinsky. Kandinsky afirmaba que “…cada periodo de la cultura produce un arte propio que no puede repetirse”. En ese ambiente, Klee comenzó a trabajar en experimentos de color con acuarelas; elaboró numerosos paisajes, incluida su pintura En la cantera. Pero el gran avance artístico de Klee se produjo en 1914, luego de un viaje a Túnez. Inspirado por la luz de aquel país, Klee comenzó a ahondar en los colores, las texturas y el arte abstracto. Al regresar a Múnich, pintó su primera obra abstracta, Al estilo de Kairouan, compuesta por rectángulos y círculos de colores.

 

Durante la Primera Guerra Mundial, el trabajo de Klee evolucionó de manera acelerada, sobre todo después de la muerte de sus amigos Auguste Macke y Franz Marc. En esa temporada realizó varias litografías, incluida Muerte por la idea, como reacción a la pérdida de sus amigos. En 1916 se enlistó en el ejército alemán, donde participó pintando camuflajes en aviones y trabajando como empleado en la Escuela de Aviación de Gersthofen con la misión de fotografiar los aviones que se estrellaban, “lo que podría explicar la aparición en su obra de un tema recurrente: el de los pájaros que caen”, según anota uno de sus biógrafos.

 

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De 1921 a 1931, Klee fue profesor en la Bauhaus, la escuela de arte y diseño más vanguardista de la época, al lado de su amigo Kandinsky. Fue maestro de dibujo y se atrevió a manejar contenidos oníricos y a desplegar sin cortapisas su imaginación. Es cuando escribe su máxima célebre: “El arte no reproduce aquello que es visible, sino que hace visible aquello que no siempre lo es.”

 

En 1923, Kandinsky y Klee formaron el grupo Los Cuatro Azules junto con otros dos artistas, Alexei von Jawlensky y Lyonel Feininger; juntos viajaron por Estados Unidos para dar conferencias y exhibir sus trabajos. Klee tuvo sus primeras exhibiciones en París en esos años, y fue acogido con entusiasmo por los surrealistas franceses.

Klee comenzó dar clases en la Academia de Dusseldorf en 1931. Dos años después, bajo el dominio nazi, fue despedido, y la familia Klee tuvo que mudarse a Suiza a finales de 1933. Poco después, en 1935, Klee fue afectado por una enfermedad llamada esclerodermia. A partir de entonces, su estilo cambió, volviéndose más sencillo, y caracterizándose por líneas gruesas como de carboncillo y grandes áreas de colores mejor entonados. Asimismo, sus temas artísticos durante este periodo están sembrados de un ánimo pesimista, como en La Muerte y el Fuego (1940), que forma parte de la colección del Kunstmuseum de Berna, Suiza.

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“Una línea es un punto que camina.”

 
A pesar de su enfermedad, en esos años Klee estaba en la cima de su producción creativa; en este período dramático para él produjo cerca de 500 obras en un solo año, entre ellas Ad Parnassum, considerada ampliamente como su obra maestra. El 29 de junio de 1940, a los 60 años de edad, Klee murió en un sanatorio de Muralto-Locarno.

 

Desde entonces, su fama lo convirtió en un pintor de referencia para el arte moderno, y ahora, en el museo Zentrum Paul Klee, diseñado por el gran arquitecto Renzo Piano, que fue inaugurado en 2005, puede admirarse con todo detalle la obra de este “gran artista de la lingüística visual”, considerado como uno de los grandes artistas del siglo XX, inventor de una categoría artística “en la que los elementos figurativos no desaparecen por completo y hay ínfimas entidades vivas en las transparencias coloreadas de cada dibujo”, según anota un biógrafo del pintor.

 

En ese espacio se exponen nueve mil piezas de arte. Las obras y piezas vienen acompañadas de escritos, como los diarios personales del pintor (El ojo pensante y La naturaleza de la naturaleza), que reúnen ensayos sobre arte moderno, así como por las conferencias impartidas en la escuela de la Bauhaus. El Zentrum Paul Klee tuvo a bien digitalizar casi cuatro mil páginas de sus diarios, ilustrados con dibujos de gran belleza.

 

 

 

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