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Enero 2021 / No. 702   Mitt

El papel insustituible de enfermeras y enfermeros

En México, el 6 de enero se celebra el Día de la Enfermera y del Enfermero.

Desde aquí: ¡Felicidades a todo ese personal del sector salud que dedica su tiempo y esfuerzo para proporcionar a los pacientes “calidad y calidez”!

 

Este día conmemorativo se instituyó en 1931, hace 90 años, a instancias del médico José Castro Villagrana, director del Hospital Juárez de México. De acuerdo con datos proporcionados por la Secretaría de Salud, en el Sistema Nacional de Salud hay en la actualidad casi 300 mil enfermeras y enfermeros.

 

Los datos del INEGI subrayan que:

De cada 100 profesionales de enfermería, 85 son mujeres.

Por cada 100 personas con esta ocupación, 43 son profesionistas o especialistas, 31 técnicos y 26 auxiliares en enfermería.

La edad promedio de estos profesionales es de 36.8 años.

61 de cada 100 enfermeras y enfermeros tienen menos de 40 años.

El promedio de escolaridad en esta ocupación es de 13.9 años de estudio, lo que equivale a dos años aprobados en educación superior.

 

La enfermería es una de las ocupaciones más respetadas y valoradas por la sociedad mexicana; por lo menos eso asevera 33.9 por ciento de la población del país, de acuerdo con la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México 2013, y aparece sólo detrás de los bomberos, quienes ocupan el primer lugar. Enfermeras y enfermeros forman parte del personal sanitario, que se define como “todas las personas que llevan a cabo tareas que tienen como principal finalidad promover la salud” (Informe sobre la salud en el mundo, 2006).

 

Los trabajadores de los sistemas de salud de todo el globo se encuentran bajo presión constante, sometidos a un abanico de fuerzas que están generando tensión e inseguridad crecientes. Los trabajadores sanitarios tienen que estar preparados para hacer frente a retos como el envejecimiento de la población, las nuevas enfermedades, las pandemias y el aumento de la carga de las ya existentes, además del aumento de los conflictos y la violencia.

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En la circunstancia que estamos viviendo, muchos integrantes de ese personal han caído en la trinchera, luchando denodadamente con un virus difícil de combatir. Por eso, como plantean ellos mismos, “el imperativo ineludible es el fortalecimiento de la fuerza laboral, de modo que los sistemas de salud puedan hacer frente a las enfermedades incapacitantes y lograr los objetivos sanitarios nacionales y mundiales. La existencia de una fuerte infraestructura humana es fundamental para reducir las diferencias entre las promesas y las realidades sanitarias y poder anticiparse a los retos sanitarios del siglo XXI.”

 

Y ya que hablamos del personal de la salud, cabe destacar que, por primera vez en la historia, el Senado de la República entregará la Medalla de Honor Belisario Domínguez, uno de los principales reconocimientos que otorga el Gobierno de México, no a una sola persona en particular, sino a todo el personal médico del país: a ese grupo de personas que arriesga su vida todos los días a causa de la contingencia, y que contó con el voto unánime de 101 legisladores. El pleno legislativo otorgó la distinción por el trabajo que ha realizado dicho personal para contener la pandemia por Covid-19, que ha llevado a la muerte a miles de ellos.

 

Debemos resaltar, por otro lado, que, también por primera vez en la historia, la ceremonia solemne para entregarla cada año no tuvo lugar en 2020, sino que se hará hasta febrero de 2021, mes en que el Senado decidirá quién recibirá la distinción en nombre de todo el personal de la salud, donde, obviamente, destaca el contingente integrado por enfermeras y enfermeros.

 

En el listado de los 442 candidatos y candidatas que fueron propuestos para recibir la medalla, 67 postulaciones se refirieron al personal médico, y de éste 36 fueron para enfermeras, 20 para médicas y médicos, así como siete para doctores relacionados con las ciencias médicas, una para el sindicato de trabajadores del IMSS, dos para el personal médico de todo el país y una para el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).

 

Según la presidente de la Comisión de la Medalla Belisario Domínguez, Sasil de León, el número de propuestas que se recibieron para reconocer la labor de los médicos y médicas, así como las voces de diferentes sectores de la sociedad, fueron cruciales para decidir “por la inédita entrega de esta medalla, pues se dará a un colectivo, no a una persona”, como puntualizaron los medios.

 

Historia de las enfermeras en México

Desde hace 90 años, la fecha del 6 de enero se ha palomeado como “el día del enfermero y la enfermera”, pero el cuerpo de enfermería en todo el país tiene antecedentes más distantes. En América, luego del llamado Encuentro de Dos Mundos, se dispararon las epidemias, como las de la viruela, el sarampión y el dengue, que diezmaron a la población indígena. Ante ello se formó un cuerpo médico para combatir esas enfermedades letales.

 

La primera enfermera que destaca en la historia es Isabel de Cendala, quien en 1804 cuidó a cincuenta niños, a los que el monarca Carlos IV había enviado con el Dr. Balmis. En esos años, diferentes órdenes religiosas (como la de las Hospitalarias o la de las Damas de la Caridad) asumían el cuidado de los enfermos. Poco a poco aparecieron las primeras enfermeras, que realizaban su labor en hospitales y cárceles. Durante el Virreinato, Ignacio Torres, del Protomedicato, adiestró a un grupo de mujeres para ser parteras.

 

Luego de la Independencia, en 1831 se creó una escuela de obstetricia donde se llevaban a cabo prácticas. Las clases eran gratuitas, y las quince lecciones se impartían dos veces por semana. Entre los requisitos se les pedía a las parteras se contaba saber bautizar, leer y escribir. Fue entonces que se les empezó a llamar enfermeras, pues eran pocos los casos de enfermeros. Hay indicios de que hubo cierta influencia alemana y estadounidense en el ámbito de la enfermería, ya que se tiene registro de enfermeras de estos países.

 

En la época de la Revolución, las enfermeras tuvieron un papel preponderante, como fue el caso de Refugio Estévez Reyes, la famosa Madre Cuca, quien por cumplir con su deber recibió un balazo en el cuello. Más adelante, las enfermeras no sólo cuidaban a los pacientes, sino que colaboraron en la prevención de futuros padecimientos. La apertura de la Escuela de Salubridad de México, en 1922, significó un gran paso para la profesionalización de la salud pública.

 

Luego de esta larga historia, en el país hay, según datos de 2017, como ya se mencionó, alrededor de 300 mil enfermeras y enfermeros. Gracias a ellas y a ellos, los pacientes gozan de una mejor calidad de vida.

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