Luego de las diferencias entre China y Estados Unidos por la crisis global de la pandemia Covid-19, Europa occidental, Asia, Eurasia y Norteamérica pasaron a desarrollar, en un esfuerzo planeado con estrategia e inteligencia, la vacuna anti-Covid, con base en las capacidades nacionales en cuanto a los sistemas científicos y de salud. Y no nada más entre gobiernos, sino, como en varios casos, mediante alianzas público-privadas, sistemas de salud públicos y algunas alianzas de capital para financiar los abrumadores gastos que conlleva y conllevará aplicar la vacuna a miles de millones de seres humanos.
Desde hace meses, las vacunas anti-Covid-19 se han convertido en una poderosa arma geoestratégica entre las potencias en cuanto a la salud pública y privada, aunado, claro, a los cambios que acarreó la pandemia global. No obstante, los analistas de la industria y los ejecutivos de las empresas cruzan los dedos con optimismo y aseguran poder producir cientos de millones de dosis para la próxima primavera. Sin embargo, las empresas –que recibieron formidables respaldos de miles de millones de dólares– deberán sortear un sinnúmero de obstáculos en estos días de frenética fabricación de vacunas.
Países como México ya han establecido alianzas internacionales o regionales, y hacen fila, al igual que muchos otros, como demandantes masivos con diferentes proveedores de vacunas. Sin embargo, el proceso de inoculación apenas comienza, y va para largo. Se reclama que aún no está a la venta; aunque se reconoce que se está privilegiando, como debe ser, al personal de salud, a las personas más expuestas y a los adultos mayores y personas con mayor riesgo, o sea los más indefensos.
Los demás, como se ha informado, serán vacunados de acuerdo con su edad y seguro médico. Por lo pronto, el gobierno ya inició la vacunación contra el Covid-19 en las 32 entidades del país, para lo cual cada semana, se aseguró, serán aplicadas 439 mil dosis. El programa de vacunación será muy largo: durará más de un año, y se estima aplicarlo a por lo menos 70 por ciento de la población. Se espera que durante ese periodo se incorporen al inventario las vacunas de otros laboratorios y farmacéuticas, lo que permitirá fortalecer el esquema de vacunación Covid-19 y acelerar la inoculación.
Una tecnología inédita
Como comentamos en un número anterior de Mitt, las vacunas de Pfizer y Moderna están usando una nueva tecnología, nunca antes aprobada para un uso tan generalizado. Ahora mismo están multiplicando la producción por millones, y esto tratándose apenas de la primera vez. Enfrentan, además, desafíos complicados, como garantizar con rapidez la materia prima para las vacunas y dominar de la mejor manera el arte de crear lotes constantes y de alta calidad.
No es tarea fácil el formular centenares de miles de dosis para un ensayo clínico, y mucho menos producir en masa millones al mes. La fabricación de vacunas es un proceso en extremo complejo, ya que requiere de condiciones estériles y de control preciso de la humedad y la temperatura. A ello se suman otros factores, y la lucha mundial por las vacunas está agotando los suministros de todos los insumos, desde los tanques para depósitos hasta las bolsas de plástico hechas a la medida.
La tecnología, por cierto, que Pfizer y Moderna están usando involucra material genético conocido como ARN-mensajero, que permitirá a los científicos adaptar con rapidez esta extraordinaria técnica a nuevos patógenos. Sin embargo, nunca se había fabricado a nivel comercial.
La rapidez para hallar vacunas
Alrededor de 40 países en el mundo han comenzado sus campañas de vacunación, y con esto la esperanza de poner fin a las emergencias sanitarias por el Covid-19 a más de un año desde el reporte del primer caso. El 9 de noviembre de 2020, el gigante farmacéutico estadounidense Pfizer, asociado al laboratorio alemán BioNTech, justo cuando se superaron los 50 millones de casos de Covid-19 en el mundo compartió los resultados positivos para su vacuna. Una semana después, Moderna, otra farmacéutica que competía por salir primero, realizó un anuncio similar. La vacuna de Pfizer-BioNTech ya se está aplicando en México.
Moderna, una pequeña empresa de Massachusetts, de hecho nunca ha llevado una vacuna al mercado, pero ha sido cuidadosa con sus estimaciones, pues desde el verano anticipó que iba a tener “decenas de millones” de dosis para fin de año y que se iban a necesitar dos dosis por persona para obtener una inmunización total. Moderna recibió más de dos mil millones de dólares del gobierno federal de Estados Unidos para desarrollar y producir 100 millones de dosis.
Pfizer, por su lado, no aceptó dinero del gobierno para aumentar su producción, sino que prefirió negociar la venta de 100 millones de dosis con Estados Unidos por 1950 millones de dólares, y realizó acuerdos similares de anticipo como proveedor de Reino Unido, Canadá y Japón, entre otros países. La empresa aceleró sus investigaciones e incrementó sus ensayos de 30 mil a 44 mil personas, lo que se tradujo en una mayor presión para elaborar suficientes vacunas para los voluntarios.
A inicios de diciembre, Reino Unido se convirtió en el primer país en el mundo en aprobar el uso de la vacuna Pfizer-BioNTech para inmunizar a su población, y le siguieron en cascada Estados Unidos, Bahréin, Canadá, México, Costa Rica, Ecuador, Arabia Saudita, Israel, Singapur, Suiza y la Unión Europea. Cabe destacar que Estados Unidos, Reino Unido e Israel se adelantaron para realizar sus campañas de inmunización. Moderna, mientras tanto, ya recibió también la autorización en Estados Unidos, y la Unión Europea ha tomado pasos en la misma dirección. Finalmente, en la primera semana de enero la compañía chino-canadiense CanSino Biologics solicitó al gobierno de México, país en el que realiza pruebas de Fase 3, una autorización de emergencia.
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La llamada dosis Sputnik V, desarrollada por el instituto Gamaleya, está por delante de las vacunas desarrolladas por Moderna y Johnson & Johnson; sin embargo, aún no ha presentado sus datos en ninguna revista científica que los someta a una revisión por sus pares. Rusia no ha publicado la información de los ensayos de Fase 3 de la última etapa de su vacuna, y a lo que se tiene acceso es a los anuncios de prensa, algo similar a lo que ocurre con la vacuna china de Sinovac.
AstraZeneca, por su lado, continúa con su propósito de surtir al mercado con suficientes vacunas. Pascal Soriot, director ejecutivo de la empresa, comentó a los inversionistas que el panorama será más claro cuando sea aprobada la vacuna, la cual requiere de dos dosis. Por lo pronto, en la segunda semana de enero fue enviado el principio activo de la vacuna que se envasará en México.
Por otra parte, el fabricante de vacunas Novavax, que obtuvo resultados contundentes en los primeros ensayos, anunció que podría proveer al mundo más de dos mil millones de dosis. La empresa tiene un acuerdo de 1600 millones de dólares con el gobierno estadounidense para desarrollar y fabricar su vacuna, que también requiere de dos dosis. Por lo pronto, la empresa continúa aumentando la producción en todo el mundo.
Por último, Johnson & Johnson, que comenzó su ensayo clínico en septiembre, meses después que sus competidores, ha señalado que para marzo espera haber fabricado cien millones de dosis de su vacuna de una sola dosis, y para finales de este año estima que la producción será de mil millones.
Cuidado con las nuevas cepas de virus
Las vacunas, que se han desarrollado en tiempo récord, constituyen sin duda un logro científico que da cabida a la esperanza de un retorno a la normalidad ya no tan remoto. Sin embargo, este proceso de vacunación enfrenta numerosos desafíos, los cuales han sido señalados por la Organización Mundial de la Salud. Este organismo recalcó que las vacunas proveerán una gran oportunidad a largo plazo para acabar con la transmisión, pero que lo importante ahora es ganar tiempo con el objetivo de salvar vidas. Tedros Adhanon Ghebreyesus, director general de la OMS, advirtió en la primera semana del año que ya existen nuevas cepas, y que “el virus se está propagando a un ritmo alarmante en algunos países”.
Una de las principales preocupaciones de los especialistas es sin duda la aparición de las nuevas mutaciones del virus, puesto que ello dificultaría el obtener una respuesta prolongada a la inmunización. Sin embargo, los laboratorios farmacéuticos han insistido que las vacunas sí crean una respuesta inmunitaria a estas mutaciones nuevas.
Semanas atrás, las autoridades de Reino Unido informaron la detección de una variante del virus que puede ser hasta 70 por ciento más contagiosa que el original, lo que volvió a encender las alarmas del mundo, inmerso en la segunda ola de la pandemia. Mike Ryan, de la OMS, reveló que tanto la cepa británica como la sudafricana han sido detectadas ya en decenas de países: en 58 se ha encontrado la variante británica, y en 22 la sudafricana. Lo anterior está provocando un incremento de casos a nivel global. Además, la Organización Mundial de la Salud dio a conocer que la posible mutación brasileña está siendo investigada, por lo que aún no existen resultados concluyentes sobre su capacidad de contagio.
Esta reciente detección de mutaciones en el SARS-CoV-2 está generando cierta incertidumbre respecto de la efectividad de las vacunas que se están usando en la actual campaña, pero los especialistas aseveran que dichas mutaciones habrán de contenerse con la vacuna, y reiteraron que seguir con los cuidados “también nos ayuda a limitar la posibilidad de que el virus mute. Las variantes actuales muestran que el virus está haciendo todo lo posible para adaptarse a la circulación en curso de la población humana.”
Lo anterior se considera normal en todos los virus; sin embargo, éstos prosperarán más si no se reduce la transmisión y no se vacuna de manera equitativa, según han llamado la atención los especialistas. Debido a que la mayoría de las vacunas que se están aplicando requiere de dos dosis, las medidas de bioseguridad, como el uso de mascarilla, lavado de manos y otras, deben mantenerse escrupulosamente.
No cantar victoria luego de ser vacunados
Sin duda, el inicio de la vacunación es una buena noticia, pero no nos debe llevar a pensar que ya superamos el problema. No cabe pensar que luego de vacunarnos vamos a volver a la normalidad. Suponer eso puede tener efectos negativos, como que dejemos de usar cubrebocas y ya no apliquemos las demás medidas de protección, pensando que, como ya no corremos riesgo, tampoco somos un peligro para los demás. Por el contrario, la investigación preliminar que existe en torno de los efectos de las diferentes vacunas genera dudas sobre qué tan eficaces serán para prevenir contagios y qué tan duradera será la inmunidad que produzcan.
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