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Marzo 2022 / No. 714   Mitt

Robots de primera generación ya cuidan a la tercera edad

¿Sabía usted que, como sociedad global, cada vez somos más viejos?

 

Según la ONU, alrededor de 13 por ciento de las personas son mayores de 60 años, lo que representa unos 962 millones de seres humanos que han alcanzado esa edad.

 

Este grupo crece, además, a un ritmo de 3 por ciento, y en Europa representa ya un cuarto del total de la población, un porcentaje que, con excepción de África, será similar en el resto del mundo para 2050.

      

Joseph Coughlin, director del AgeLab del MIT, plantea en su libro The Longevity Economy algunas preguntas que deberíamos hacernos cuando estemos cerca de nuestra jubilación. Y contesta: “Los robots solucionarán problemas de movilidad, de cuidado médico o de comunicación. Pero, sobre todo, nos darán compañía y apoyo en una etapa de la vida en la que resulta fundamental sentirse conectado con la sociedad para que las limitaciones físicas no nos aíslen del mundo.”

 

Primeros acercamientos

Vivimos una época que nos depara sorpresas casi a diario. En Praga, en una casa de ancianos, la atención la brindan robots; en Japón, el gobierno prevé que en tan solo dos años, cuatro de cada cinco ancianos japoneses recibirán un robot en su domicilio, el cual les ayudará en su día a día. En Corea, el presidente promete que habrá robots en la mayoría de los hogares de ese país, y aunque no se ha cumplido la promesa es algo que tienen en mente.

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En Praga, el robot que atiende se llama Robin, y parece un niño. Sabe bailar, cantar, medir la temperatura y hace recordar a los ancianos cuándo deben tomar algún medicamento. Lo cierto es que los robots pueden ayudar en tareas secundarias, mientras que el personal profesional es el que dedica mayor atención a los internos. En la actualidad, algunos robots sociales, como Robin, ayudan a mejorar el ánimo con música, lecturas y charlas; brindan compañía y mejoran la calidad de vida.

 

Las promesas de los robots

A veces los robots parecen más promesas que certidumbres, pero lo cierto es que la robótica destinada a la atención a personas mayores será más bien para las generaciones que vienen, para las que se harán ancianas durante la tercera década de este siglo, aunque hay instituciones que ya han adoptado con éxito a estas máquinas en entornos experimentales.

      

En estos años han aparecido por oleadas prototipos de robots y servicios digitales que ofrecen con mayor certeza resolver la vida y realizar tareas rutinarias que nos desagradan. Los robots prometen cuidar de nuestros ancianos, limpiar nuestra casa, entretener a nuestros hijos y ofrecer más vigilancia y seguridad.

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Se han dado notables avances en la construcción de robots humanoides, robots compañeros sociales, robots que cocinan, robots que limpian, robots que doblan la ropa, robots mascotas e incluso robots que cambian la arena para gatos.

 

Más vale robots que soledad

Por lo pronto, hay muy pocos modelos de robots disponibles que efectivamente ayuden en temas de salud; sin embargo, ya se están comercializando los que proporcionan compañía. Son llamados robopets. Durante la pandemia, algunos estados de la Unión Americana distribuyeron mascotas robotizadas entre los residentes de edad avanzada con el objetivo de evitar su aislamiento social, lo cual, por su parte, representa al país más de 7 mil millones de dólares anuales como costo total en Medicare.

      

Para sorpresa de todos, 70 por ciento de los participantes que obtuvieron esta compañía robótica comentaron que se sentían menos solos, aunque hubo algún despistado que se angustió porque su robot no estaba comiendo.

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Privacidad versus soledad

No obstante, parece ser que el covid-19 ha supuesto un cambio de rutina. La Consumer Technology Association menciona que 41 por ciento de los hogares estadounidenses han dado el primer paso, y el más importante, para volverse inteligentes: adquirir un altavoz o una pantalla inteligente con asistente de voz.

      

Lo anterior acelerará la entrada en escena de la inteligencia artificial a los hogares. Después de eso, y con el pretexto de combatir el aislamiento, la generación que va de salida será auxiliada por pequeños robots que serán como mascotas y tendrán la capacidad de monitorear todo lo que rodea a la persona, todo lo que hace, inclusive lo que sucede en sus baños, como reportar el color y el flujo de la orina y de las heces a un servicio de salud.

      

¿Qué tan intrusivos serán estos robots y qué tan pacientes seremos con ellos? De acuerdo con expertos en el tema, el desarrollo de las nuevas tecnologías de la robótica es contundente: “Los robots cumplen tareas que pueden desagradar a los ancianos; cuidan de su salud y advierten cuando ésta empeora. O sea que robots como Robin, en Praga, representan una aportación importante y creciente en las casas para las personas de edad avanzada.”

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